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Las grandes crisis son coyunturas históricas que vienen aparejadas cambios estructurales a nivel económico, político y social. Esta crisis no va a ser la excepción, y la forma como trabajamos será una manifestación de los nuevos tiempos. La pandemia del COVID-19 nos obligó a llevar a cabo un experimento social que jamás nos hubiésemos atrevido a hacer en circunstancias normales: hacer que todo el personal que puede teletrabajar, lo hiciera. Y pese a lo vertiginoso que han sido estos cambios, nos percatamos que las organizaciones funcionan relativamente igual.

El futuro del teletrabajo y sus desafíos

5 de Diciembre 2022
Por: Equipo AltLegal

Las grandes crisis son coyunturas históricas que vienen aparejadas cambios estructurales a nivel económico, político y social. Esta crisis no va a ser la excepción, y la forma como trabajamos será una manifestación de los nuevos tiempos.

La pandemia del COVID-19 nos obligó a llevar a cabo un experimento social que jamás nos hubiésemos atrevido a hacer en circunstancias normales: hacer que todo el personal que puede teletrabajar, lo hiciera. Y pese a lo vertiginoso que han sido estos cambios, nos percatamos que las organizaciones funcionan relativamente igual.

Sin duda, aún estamos aprendiendo, y a paso forzado. Las culturas organizacionales aun no se han adaptado para separar razonablemente bien la vida personal y laboral. Aun estamos entendiendo cómo gestionar esta nueva forma de trabajar: muestra de ello son las interminables maratones en Zoom, Meets o Teams, llamados que recibimos a hora de almuerzo o de comida, o la aparición intempestiva de nuestros hijos en tele conferencias. No hay dudas, el asunto ha sido estresante.

Pero iremos adaptándonos, los niños volverán al colegio y comenzaremos a aceptar que el teletrabajo llegó para para quedarse.

El futuro del teletrabajo y sus desafíos
Ventajas

Las ventajas del teletrabajo son evidentes: se evita el contagio de la pandemia, se ahorra tiempo (viaje) y recursos (oficinas), aumenta la productividad de los trabajadores y resulta ser un mecanismo bastante eficaz para atraer talentos.

También aumenta el pool de talento accesible a las empresas, quienes podrán contratar a aquellos que viven en lugares a las grandes metrópolis, madres o padres que tienen a su cargo el cuidado de sus hijos u otros seres queridos, personas con discapacidad que tienen dificultades de traslado, etcétera.

Por otro lado, no sólo las empresas sino que también los teletrabajadores aprecian las ventajas de esta modalidad, pues pueden conciliar de mejor manera su vida personal y profesional.

Oficinas y ciudades

Si tales proyecciones son ciertas, no sólo cambiará el trabajo. También lo harán las oficinas. No desaparecerán, pero serán más pequeñas, estarán más dispersas y menos concentradas.

Consecuentemente, también cambiarán las ciudades y la estructura del mercado inmobiliario (¿para qué comprar un departamento en el barrio más costoso de la Gran Metrópolis si puedo vivir mucho mejor en una ciudad más barata y teletrabajar desde allí 3 veces a la semana?).

Sombras

Pero como todo en la vida, el teletrabajo también tiene sus sombras: genera aislamiento, menor compromiso y menor retención a largo plazo. También, la separación de la oficina y la casa se difumina, lo cual, si es mal manejado, puede afectar la salud psíquica y calidad de vida de los trabajadores.

Del mismo modo, puede incidir negativamente en la formación de una sólida cultura empresarial y en materia de innovación que sucede en la conversación del café o en el encuentro casual. Del mismo modo, se dificulta la capacitación de los nuevos trabajadores, sobre todo en esa clase de profesiones donde el ejercicio se aprende al alero de un mentor o por imitación. Incluso el teletrabajo podría afectar las posibilidades de promoción del teletrabajador y la cooperación interna. El contacto personal es difícilmente reemplazable por el uso de las TICs.

Además, se presenta un serio problema de control para las empresas. Y a fin de resolver este desafío, es posible que las empresas caigan en la tentación hacer un uso excesivo de mecanismos de monitoreo electrónico de los trabajadores, lo cual puede, en casos extremos, estar en tensión con los derechos fundamentales de los trabajadores.